Tecnología que protege niños en caso de desastre

El tránsito entre la normalidad y la tragedia ocurre siempre de manera tan intempestiva que, sin entender bien lo que pasa, nos vemos arrojados a la categoría de víctimas en un abrir y cerrar de ojos.

En solo unos  segundos la cotidianeidad del tráfico, las conversaciones habituales en la oficina, el recorrido diario a la escuela de nuestros hijos o las tareas rutinarias de la casa, se transforman en ese nuevo escenario de horror cubierto por escombros, ruido, gritos, polvo y, finalmente, silencio.

Los terremotos y otras catástrofes ambientales generan temor y angustia en miles de niños, pero también en miles de familias, víctimas de la incertidumbre y el terror. Te invito a pensar por un momento en cómo reaccionarías ante un escenario de esta magnitud. Imagina qué es lo primero que harías para avanzar sorteando los escombros, zigzagueando entre la destrucción, en medio de un espacio que ha quedado irreconocible; en el mejor de los casos, con algún daño leve en el cuerpo. Imagina que en tu camino ves personas gritando, pidiendo ayuda; personas que te dan órdenes para que desalojes alguna zona en peligro, o que te llevan, a paso lento porque el miedo apenas te deja fuerzas para caminar, a zonas de refugio y protección.

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Y ahora piensa, ¿cómo crees que se sentirá un niño en medio de un escenario como éste? ¿Qué crees que sentirá al pasar varias horas o días en medio del desastre sin saber nada de sus padres, hermanos o familiares?

Lo que describo no es la escena de una película de terror, sino la vida real contada en muchas ocasiones por las víctimas de desastres; víctimas atendidas por UNICEF en todo el mundo. Esas son solo algunas de las condiciones que afectan a miles de niños y niñas cada año como resultado del impacto de un desastre natural: terremotos, huracanes, tsunamis, etc.

Y México, por desgracia, no se libra de  situaciones de desastre. “Es cuestión de tiempo”, aseguraron los expertos en el simulacro realizado en Ciudad de México durante la conmemoración de los 30 años del terremoto de 1985.

Las  catástrofes naturales son cada vez más habituales debido a factores que, en ocasiones, no podemos controlar; pero sí podemos evitar muchas muertes si sabemos cómo actuar y enfrentar este tipo de situaciones.

Prevenir, prevenir, prevenir. La gran palabra que organizaciones e instituciones repetimos sin cesar en un intento casi desesperado por priorizar la importancia de conocer y desarrollar de manera previa, los planes familiares de actuación en caso de desastre.

En UNICEF nos preguntamos desde hace décadas cómo reducir el trauma que una circunstancia así provoca en el estado emocional de los niños y niñas. Nuestros expertos en atención psicológica nos advierten siempre de la importancia de reunir lo antes posible a los niños con sus padres, porque a pesar de la solidaridad que pueda surgir en el momento, el calor de la familia brinda la sensación de seguridad y bienestar que nuestros hijos necesitan para superar la tragedia.

Lamentablemente, en situaciones de desastre puede suceder que niños y niñas terminen perdiendo a sus padres; y la experiencia nos dice que cuando se quedan solos están a merced de personas que se aprovechan, los pueden explotar y someter a violencia. Por ello la atención humanitaria de emergencia, la prevención de la separación familiar y la reunificación son siempre prioridades para los equipos de apoyo humanitario.

En este escenario, y de acuerdo a la capacidad de reacción que tiene México ante casos de desastre, UNICEF se planteó cómo acelerar la reunificación familiar: que se localice y junte a los niños con sus familias cuanto antes.

Y por ello UNICEF desarrolló Rapid FTR (Family Tracing and Reunification), una herramienta probada en diferentes situaciones de emergencia, disponible para las autoridades como aplicación móvil o web, que nos permite crear perfiles de los niños para ser consultados en tiempo real.

RapidFTR es un sistema que no sustituye a otro, sino que complementa a los mecanismos existentes y que permite no solo incluir datos como el nombre, apellido, fecha de nacimiento o lugar donde apareció el niño o la niña, sino también fotos y audios para que las familias puedan reconocerles con mayor rapidez.

Esta tecnología permite también que los padres creen sus propios perfiles, lo cual posibilita al sistema realizar automáticamente un rastreo en la base de datos. Una vez rastreados los padres, la herramienta arroja un resultado que permite a los expertos saber dónde están padre e hija, madre e hijo, hermana y hermano, o cualquier persona vinculada con otra en el sistema.

Sin necesidad de tener internet en el momento de registro -los datos se guardan en el sistema hasta que vuelve la señal, en caso de no tener cobertura-, el proceso de reunificación comienza a una velocidad mucho mayor que la de los métodos tradicionales de registro. Mecanismos anteriores se centraban en formularios de papel, lo cual resta eficacia a un proceso tan sensible. Más aún, en muchos casos, como recientemente sucedió en Nepal, a pesar de la caída de la señal telefónica los accesos a internet se mantuvieron en funcionamiento, lo que hace de RapidFTR un sistema innovador y estratégico en situaciones de desastre.

Hace 30 años un terrible terremoto en México provocó miles de muertos y otros tantos desaparecidos, muchos de ellos niños y niñas. La ubicación del país, rodeado por la falla de San Andrés, lo convierte en un territorio especialmente vulnerable. Sin embargo, hoy México está mejor preparado para responder a la tragedia gracias a tecnología como esta, que se pone a disposición de las autoridades del país de manera gratuita.