La caída del petróleo acerca a Ecuador a la recesión

El presidente ecuatoriano Rafael Correa admitió por primera vez que el crecimiento del país se ha estancado y podría decrecer en 2015. “Estamos revisando nuestras expectativas de crecimiento y puede ser que este año no crezcamos o decrezcamos”, dijo el mandatario. El país, cuya economía depende de la producción de petróleo, ya ha recortado 2.200 millones de dólares del presupuesto aprobado para este año debido a la bajada de más del 50% del precio del crudo. En julio, el Banco Central de Ecuador rebajó las previsiones de crecimiento para 2015 del 4,1% al 1,9%.

A Ecuador le está pasando factura la caída del precio del petróleo y el monto es tan grande que quizás le toque quedarse a barrer la cocina. Por el momento, el presidente Rafael Correa ha admitido por primera vez, ante la prensa extranjera, que la economía ecuatoriana se está estancando y puede incluso decrecer en 2015.

El país productor de crudo ha recortado ya 2.200 millones de los 36.317 millones del presupuesto aprobado a finales de 2014 para este año por la bajada de más del 50% del precio del petróleo. Aunque Correa aseguró en su día que las cuentas eran tan sólidas como para enfrentar un precio por barril de 20 dólares, esta semana se ha rendido ante una realidad que ya vaticinaban analistas económicos. “Estamos revisando nuestras expectativas de crecimiento y puede ser que este año no crezcamos o decrezcamos”, admitió el mandatario y economista de formación, tras meses acumulados con una cotización por barril de entre 40 y 50 dólares.

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Un pronóstico al que ya apuntaba en julio Fausto Ortiz, exministro de Finanzas durante la primera legislatura: “No sería extraño que Ecuador registrara un crecimiento ligeramente negativo, por debajo de cero”. Entonces, el Banco Central de Ecuador rebajó las previsiones de crecimiento iniciales del 4,1% para 2015, al 1,9%, en consonancia con la cifra que también manejaba la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (Cepal).

El bajo precio del petróleo junto con una elevada cotización del dólar estadounidense (moneda que utiliza Ecuador desde 2000) acercan el horizonte de la recesión. En el primer trimestre, el PIB del país ya cayó un 0,5% respecto al último trimestre de 2014. La cifra oficial que corresponde a abril, mayo y junio estará disponible entre finales de septiembre y octubre, pero las declaraciones de Correa apuntan a que se confirmará la recesión técnica.

Las dificultades económicas que atraviesa el país no sorprenden tampoco al sector empresarial. Roberto Aspiazu, director ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano (la asociación que representa al sector privado), tan solo reclama que el Gobierno no haya hecho oficiales las estadísticas del segundo trimestre para confirmar que en los últimos seis meses la economía del país se ha venido abajo. “Las ventas y el consumo se han reducido. Lo que importa ahora es fijarse en cómo el Gobierno de Correa va a manejar la reducción fiscal”, apunta.

La misma inquietud preocupa al exministro Ortiz ya que, dice, “no hay recursos para equilibrar el ritmo de gasto”. En una economía de 100.000 millones de dólares (PIB), con un presupuesto de 34.097 millones, ya hay que hacer un descuento de 7.000 millones menos por ingresos petroleros. Un recorte confirmado ayer por el presidente, quien deberá afrontar su primer año de crecimiento negativo desde que llegara al poder en 2007. “Ha habido trimestres de decrecimiento del PIB en 2001, 2007 ó 2009, pero nunca todo un año”, recuerda Ortiz.

Efectos del superdólar

“Ecuador es económicamente dependiente del petróleo y su modelo de crecimiento está basado en variables foráneas que no se pueden controlar”, explica Joselo Andrade, investigador del Instituto Ecuatoriano de Economía Política. Además del crudo, el país enfrenta los efectos de un superdólar.

Con un cambio medio de casi 0,90 euros por dólar este año, las actividades productivas de Ecuador pierden competitividad en el plano internacional. Es decir, el producto ecuatoriano se vuelve más caro y por eso caen las exportaciones de las que tanto depende una economía dolarizada que no puede devaluar su moneda. Algo que sí han hecho los vecinos Colombia y Perú y que ha provocado una salida de divisas a la que el Gobierno hace frente a base de restricciones a las importaciones y aumento de tasas y aranceles.

Precisamente, esta armadura comercial que ha plantado el Gobierno progresista de Correa es lo más cuestionado por la mayoría de los sectores productivos del país desde hace meses. Miguel Ángel González, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, la segunda ciudad más importante del país tras la capital Quito, propone retirarlas para incentivar la llegada de inversión extranjera.

El discurso se repite como mantra en la construcción, la industria o el sector automotriz porque, según achacan, encarece los productos que se venden en el territorio, provoca una caída del consumo y debilita los negocios.

Y por si todo este contexto internacional fuera poco, el fenómeno de El Niño amenaza con volver tan fuerte como en 1997 donde las inundaciones dejaron pérdidas de 2.800 millones de dólares, según la Corporación de Fomento Andina.